miércoles, 10 de septiembre de 2014

Menamorecón

No me enamore que
no me enamore por
no me enamore al
ni me enamore antes de
no me enamore en
menos me enamore de
menamorecón
no mas
Te miro y
se me
invierte
la lengua.


Julián Reynoso

lunes, 11 de agosto de 2014

Que se yos

Hay un claro de cielo por donde se filtran los -no sé-,
de picada caen
con un ojo medio en tuerto, la boca de costado
como apuntando a las frentes de los porteños
que en hora pico abundan y transpiran.
Después, de a uno,
los muy míos
cobardes y porfiados
van a dar derecho derechito  la cabeza contra las vias viejas
de la avenida Rivada
entorpeciendo el transito,
desesperando a los choferes.
Colectivero que se baja con el traba volante
Pasajero lo frena a medio escalón;
Treintañero del Renault clava los frenos
Señora se lo lleva puesto de atrás.
Enseguida los -no sé-
rápidos para desoír los bocinazos y las puteadas:
que se alborotan y fingen la nada,
como un nene caído y levantado antes de la vergüenza;
que se despabilan y sacuden los ojos de -no sé-,
que suelen estar medio cruzados;
que para un lado y otro u otro.
Así como vinieron a dar contra el asfalto
se van
mas -yo no fuis- que -yo no sés-.
Alguno para la boca del subte,
otro bajo la manta de un artesano
otro se cree vivo en la garita del policía
y otro silba como quien ve la luna.
Unos ciento ocho -no sés- llegue a contar
Desde mi balcón de piso nueve
Cuando empezaba a menguar el espectáculo.
Hasta que del claro del cielo, un -no sésito- rezagado
Se sumo a la saga,
y yo como quien -este a mi no se me escapa-
pegué el salto y lo alcancé.

No se con exactitud si justo antes de dar
con la frente de un porteño en hora pico
o después de dar derecho derechito la cabeza
contra las vias viejas de la avenida Rivadavia
y entorpecer el transito,
desesperar a los choferes,
al treintañero,
y a la vieja

Que por lo visto tampoco sabía nada.


Julián Reynoso

domingo, 22 de junio de 2014

Fantasma

Habitá tu fantasma.
Tratalo
de igual manera
que un loco cuida sus dientes.
Amamantalo del intacto
sacrificio por su efecto.
Mezclalo
Continuado con tu historia,
tragalo,
perdelo,
sacalo
para verlo confundido
y cachetealo
a menudo
para volverlo al sitio
en el que
desleal
te hizo abandonado
la primera vez.
No prejuzgues su continencia,
el se sabe libre,
vos,
vos sos el que perdura,
vos sos al fin
en su eterno.
Hacelo,
coselo,
y en la primera de cambio
matalo.
Al fin y al cabo
de forma u otra
mas allá de quien elija,

te pertenece.

Julián Reynoso

martes, 27 de mayo de 2014

Procesión

No me amedrenta,
¡Juro!
por la curva de mi vida,
el lugar en el que estoy parado.
No me amedrentan las miras nebulosas
de los desencantos,
disolviendo de a espadazos los giros
que propongo,
que me quedan.
No me amedrenta el linaje todo,
Atreviéndosele a la locura,
Componiendo el paisaje
tras la primer sepultura del
Cuero de mi padre.
¡no me amedrenta la locura misma!
Le he visto la cara
de gente con quien he amado,
cuando marcho y marchamos todos
me detengo a llorar y lloramos juntos
Y aunque a veces, a veces, me cueste la palabra
no puedo más que sonreírles.


Julián Reynoso

sábado, 24 de mayo de 2014

Piroclástica

Fuiste en fulgura, la forma,
la piel manchada de luces,
y en lóbrego reparto
la muerte del fecundo.
Fuiste túnica,
espada desnuda, opacante,
lacrimógena en
mi sótano de tragedias repetidas.
Fuiste lasciva, lacerante
Ulcerosa, roja
embanderada en raides
y restas,
tristes.
Tu magia blanca la Troya
en guerra,
tu magia negra la polis
en paz.
Fuiste la fuente del
desmanse del Vesubio
que tus pechos en embalse
no supieron aplacar.
Fuiste la escoria del
marco de estrellas
flotando tras todo.
Y nuestros restos de esencia
Son la Pompeya
Bajo el volcánico vuelco
Velado del mar.


Julián Reynoso

martes, 20 de mayo de 2014

Lo que queda

Las mejores cosas se aprenden olvidando,

del todo,


de prepo,



pero no para siempre.




El mejor recuerdo es el que vuelve,





lo que queda es el poema.





Julián Reynoso

miércoles, 7 de mayo de 2014

Displicencia

Ay! Su rumbo en las caderas
ay! Mitades de durazno perdiéndose en el bajo
con la nuca sueltita contra la espalda.
Ay! Los besos en el aire como burbujas.
Y tan disparatada
¡Oiga señorita,
que se le van cayendo!
Despacio
¡Que no llego a recogerlos!
Dígame,
¿Por qué tanta prisa en olvidarnos?


Julián Reynoso