lunes, 7 de abril de 2014

No me ofendo

No me ofendo si el silencio de tu nuca
En los abrazos
 Me entumece las pestañas
Porque tengo bien presente que tu luna
 es del tipo de las que cantan
Cuando oscurea
En la media tarde de los días nubarrosos
Y llovidos,
Cuando la ritualidad de ofrecernos los cuerpos
Redobla su belleza al negárselos,
En el mismo acto,
A la turba neblinosa que se pasea por la calle.
No me ofenden ni las mañas
 Insalvables
 de algunos de tus dedos
Jugando a ser trillo sobre mi cuero cabelludo
Caspeandome la espalda
y la almohada.
Ni me ofende cuando tus labios tacañean el contento
Y hacen gala de su carnosidad a lo lejos,
Mientras yo aquí relincho acorralado entre deseos.
No me ofende más el fraude
Que nos convenció de que éramos todo
Y que con eso bastaba.
Desde que el tamiz a través del cual nutro mis sentidos
Codifica las eximas y las lagrimas
En aires tibios
Y ya ni perdonarte hace falta.
Porque es así,
Desde que es ávido y sediento lo nuestro,
Ya no me ofende mas nada.

Julián Reynoso

7 de agosto 2013

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