lunes, 7 de abril de 2014

Terapia de shock

No tendrá que rellenar el tiempo
Sino de buenas intenciones,
(Hasta el fin de lo que quepa,
Lo bastante como para evitar dejar lugar
En las huecas catacumbas de las venas)
 Si lo que quiere es sentirse contenido
Por su alma y por su historia
Libre de filtraciones y matices.
No deberá dejar en absoluto que lo sorprenda
Un espíritu errático y/o contradictorio
¡Ni mucho menos cínico!
En el medio del salto que de la vida nos aleja,
Por encima de los escombros.,
Hacia la irresistible muerte,
Ya que es peligroso.
Pues les ocurre a los gatos,
Sirviéndonos de un ejemplo:
Si se los acusa en el momento exacto
Cuando más toman impulso,
En la adolescencia del brinco,
La sorpresa y la duda les tuercen las patas
Les nubla la vista, le estorba los reflejos,
Los deja encallados en el medio del aire
Con el cuerpo helado y gestos de tristeza,
O uno solo intenso.
Se olvidan del felino que una vez fueron
y los condena la especie al instinto,
A solo mover la columna y acomodar sus cuatro patas
Para esperar la caída
Y que amortigüen la muerte.

Julián Reynoso

03 de mayo de 2013

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